Una anécdota corriente entre los físicos relata la historia de un colega contratado por una empresa productora de leche, interesada en mejorar su producción. Al año de trabajo, muestra los resultados a los directivos: “Sea una vaca esférica, de radio R y masa M distribuida uniformemente, que ingiere gamelote a una tasa constante G….”
Risible o no, la anécdota ilustra la práctica usual de la física: simplificar una parte del mundo, despojándolo de lo accesorio y quedándose con lo fundamental. Fue lo que hizo Newton cuando simplificó al Sol al estudiar las órbitas planetarias, considerándolo un punto de masa M, sin importarle de qué está hecho. El éxito de las ciencias demuestra que es posible conocer algo sin necesidad de conocer todo. Que con ingenio podemos entender que toda la diversidad y complejidad que atestiguamos, provienen de regularidades y leyes que el mundo físico obedece.
La naturaleza nos propone un juego que no es tan elemental como el juego infantil de la vieja, ni tan complicado como para no poder averiguar sus reglas. Una imagen más justa sería la de un observador de una partida de ajedrez. Al cabo del tiempo advierte patrones, regularidades: el caballo siempre se mueve en L, el alfil en diagonal… y finalmente descubre que la casi infinita y compleja variedad de jugadas están codificadas en unas cuantas leyes simples.
¿Es realmente simple el universo? Si se le pregunta a un físico que se ocupa de las leyes básicas, la respuesta será: sí, la naturaleza es simple. Sin embargo, si se le pregunta a un meteorólogo, o a un zoólogo, la respuesta será negativa. La simplicidad o complejidad de la realidad depende de dónde se ponga el énfasis, si en las leyes básicas o en los resultados de estas leyes.
Además, la naturaleza responde muy sensiblemente a la temperatura: a mayor temperatura mayor simplicidad. Cuando un sistema se enfría, ocurren cambios que hacen al sistema más complejo.
Las estrellas son más simples por su elevada temperatura: entendemos mejor a una estrella que al clima. El universo hace miles de millones de años, fue muy caliente y muy uniforme… y por lo tanto muy simple. Tal vez sepamos más del temprano universo que de las fluctuantes economías latinoamericanas.
Entender el paso de la simplicidad a la complejidad es importante para lograr una mayor comprensión de nosotros mismos y de nuestra relación con el resto del universo.
Héctor Rago