“…es como cuando Galileo usó
su telescopio por primera vez”
Gabriela González
Alexandra De Castro
Todo gran experimento comienza con un sueño. En este caso, me refiero a un sueño que los físicos hemos compartido con Albert Einstein desde que propuso su teoría de la relatividad general, hace 100 años: detectar ondas gravitacionales; una de las predicciones de su teoría. Una mujer científica latinoamericana dedicaría su vida y jugaría un papel central en la consecución de este sueño. Hoy, presentamos su historia.
La relatividad general ha sido una teoría muy exitosa: hizo la descripción correcta de un pequeñísimo giro que hace la órbita de Mercurio. Predijo que la luz se curva por la gravedad y observaciones astronómicas lo han confirmado. Diversos experimentos corroboran que el campo gravitacional afecta el flujo del tiempo. Los maravillosos lentes gravitacionales, son hoy día una valiosa herramienta del astrónomo. Pero de la más impactante de sus predicciones, las ondas gravitacionales, no había confirmación directa.
Nacida en Córdoba, Argentina, en 1965, Gabriela González nunca dejó de soñar. Tras terminar su licenciatura en física en la Universidad de Córdoba, en 1988, se fue a los Estados Unidos de Norteamérica a hacer su doctorado en la Universidad de Syracusa. Allí, centró sus estudios en la predicción del ruido térmico y sobre cómo reducirlo para poder detectar ondas gravitacionales. Había comenzado la caza de un anhelo que tendría un final afortunado. Veintiocho años más tarde: El 11 de febrero de 2016, Gabriela, en persona, anunciaría al mundo la victoria del experimento del siglo: la detección directa de las ondas gravitacionales.
Cosa curiosa, la gravitación no sólo afectó su carrera académica, también su vida personal. Durante un simposio sobre gravitación en Córdoba, Gabriela conoció a quien se convertiría en su compañero de vida, el físico teórico Jorge Pullin. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, tendría que guiar su matrimonio desde la distancia.
Pullin la acompañó durante sus estudios doctorales, mientras transcurría su primer postdoctorado, también en Syracusa. No obstante, pronto tendría que partir para Utha a hacer su segundo postdoctorado. Pasarían al menos 6 años, antes de que la pareja pudiese vivir y trabajar nuevamente en la misma ciudad.
Al concluir su doctorado, en 1995, Gabriela González, comenzó a trabajar en la colaboración científica del Observatorio de ondas gravitacionales de interferometría láser (LIGO), en el Instituto Tecnológico de Massachusetts. En 1998, su afanosa búsqueda de las ondas gravitacionales continuaría desde la Universidad del Estado de Pensilvania. Finalmente, en 2001, obtendría una posición como profesora en la Universidad del Estado de Louisiana; lugar donde se encuentra uno de los dos colosales interferómetros de LIGO. Eventualmente Pullin también conseguiría una posición de profesor en la Universidad del Estado de Louisiana, lo que permitió a la pareja reunirse.
Gabriela González es coautora de más de 70 artículos científicos junto con la colaboración LIGO y de una veintena más de trabajos independientes que han sido cruciales en la detección de las ondas gravitacionales. Entre 2008 y 2011, dirigió el grupo de trabajo de caracterización del detector de LIGO y desde el año 2011, es portavoz de la colaboración, luego de ser electa democráticamente por los más de 1000 científicos que la conforman.
No cabe duda de que Gabriela González, junto a la colaboración LIGO, acaban de abrir una ventana más para explorar el Universo.
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Gracias Dr. Rago.
Abrazos Maestro Alvarado. Bueno contar con escuchas / lectores como usted!
H
Alexandra de Castro y H. Rago: ¡Preciosa la reseña de la vida de esta física argentina! Me encantò. Gracias mil