Hay muchísimas razones para que nos sintamos agradecidos con la fuerza de gravedad. Ella es responsable en gran medida de por qué el universo es como es.
La gravedad que ejerce la Tierra nos obliga a permanecer sobre su superficie, y no flotando en el espacio con una sensación continua de estar cayendo como la que sienten los astronautas.
Gracias a a la gravedad nuestro planeta disfruta de una atmósfera que nos permite respirar y además se encarga de filtrar algunas radiaciones dañinas emitidas por el sol.
La gravedad hace que la Tierra permanezca orbitando al sol a una distancia prudencial, manteniendo unas temperaturas amables, en lugar de vagar libremente por el espacio.
El Sol brilla porque la gravedad lo comprime tanto, que en su interior se crean enormes temperaturas y presiones que ocasionan reacciones nucleares. Lo mismo ocurre en cada estrella del universo.
El propio material que nos forma, los átomos pesados como carbono, oxígeno y nitrógeno son un producto de estas reacciones nucleares, que queda disperso en el medio interestelar luego del estallido de supernovas, gracias a la gravedad. Y de nuevo, gracias a la gravedad, estos materiales se atraen entre sí, se juntan en nuevas estrellas y nuevos planetas que, como la Tierra, tienen átomos pesados apropiados para la aparición de la vida.
Las gigantescas agrupaciones de estrellas que llamamos galaxias, existen gracias a la atracción de la gravedad, y en ellas nacen y mueren estrellas.
Hubo una época en la que no había estrellas ni galaxias y el universo era muy homogéneo. A partir de pequeñísimas grumosidades, la gravedad se encargó de producir condensaciones cada vez más densas hasta se originaron las primeras estrellas.
Finalmente, el big bang y la expansión del universo está controlada por la fuerza de la gravedad.
Sin la atractiva fuerza de gravedad no sería posible la existencia del universo como lo conocemos.
Es un mérito de la ciencia haber comprendido el formidable papel de la gravedad en esta especie de Ecología Cósmica, creando las condiciones adecuadas para poder afirmar: ¡gracias gravedad, por los favores recibidos!