En 1967 Jocelyn Bell era estudiante de postgrado cuando detectó por primera vez un nuevo tipo de estrellas que serían conocida como púlsares. En 1974 su tutor ganó el Nobel en física por el descubrimiento. Jocelyn no fue incluida en la premiación.
Jocelyn Bell había nacido en Irlanda en 1943 y a sus 23 años con su título de físico, fue a Cambridge a realizar un doctorado en radioastronomía, bajo la supervisión de Antony Hewish.
Participó en la construcción del radiotelescopio para detectar galaxias que emitieran ondas de radio y su tesis consistía en operar el telescopio y analizar a ojo las señales captadas por el telescopio. Más de ciento veinte metros de papel cada cuatro días.
Al poco tiempo un pulso que se repetía exactamente cada 1,3 segundos capturó su atención. Ocupaba apenas unos cuantos centímetros en los ciento veinte metros de datos. Era claro que la señal no correspondía a una galaxia.
Luego de descartar un origen terrestre, la bautizaron LGM-1, Little Green Man, hombrecitos verdes que trataban de comunicarse con nosotros. Al poco tiempo y desde otro sitio del cielo, Jocelyn detectó otro fuente que se repetía cada 1,2 segundos. Y para las navidades de ese año, había detectado dos fuentes más. No eran pequeños hombres verdes.
En febrero de 1968 se publicaron en la prestigiosa revista «Nature» los resultados de la observación. Al poco tiempo los teóricos describieron el objeto que emitía la radiación. Se trataba de una estrella de neutrones, el remanente de una supernova, de unos diez kilómetros de radio, muy densa, en rápida rotación. El poderoso campo magnético hace que la estrella emita ondas de radio por los polos. Como en un faro, si estamos convenientemente situados, recibimos un pulso cada vez que la estrella da una vuelta.
Ese mismo año Jocelyn obtuvo su PhD. Seis años después el comité de Suecia le otorgó el premio Nobel en física a Antony Hewish, compartido con Martin Ryle. Pecó la Academia de Suecia en una actividad dominada tradicionalmente por hombres, de sexismo? La decisión de no incluir a Jocelyn en el Nobel fue controversial y criticada por astrónomos de la talla de Fred Hoyle. Sin embargo, ella resaltó el significado político de la decisión que por primera vez le otorgaba un Nobel a la astronomía.
Jocelyn desarrolló una fructífera e impresionante carrera en astronomía y ciertamente ganó muchos premios y reconocimientos.
Actualmente se conocen más de mil púlsares, y algunos de ellos han servido para comprobar predicciones de la teoría de la relatividad.
El talento de una muchacha de 24 años nos enseñó un mundo más diverso y apasionante de lo que habíamos sospechado.
Héctor Rago
Me fascinó que con su juventud, esta mujer lograra tan gran descubrimiento. Y también su actitud altruista con lo del Nobel, pese a la injusticia de la que fue víctima.
Gracias siempre
Pingback:Ciencia y género: EL FANTASMA DE STRUMIA – Astronomía al Aire