“Nadie sabe quién escribió las leyes de la física o de dónde vienen. La ciencia se basa en evidencia comprobable, reproducible, y hasta ahora no podemos probar el universo antes del Big Bang.’‘
Michio Kaku
Héctor Rago
Hace 13.700 millones de años el universo era una mezcla de partículas elementales y radiación, extremadamente densa, con temperatura de miles de billones de grados que se expandía violentamente en todas las direcciones. Es el Big Bang, el mediático Big Bangbang que de acuerdo con la versión oficial de la ciencia, marca el origen de nuestro universo.
¿Qué razones aducen los astrofísicos para pensar que nuestro universo tuvo su origen en ese singular parto cósmico?
¿Por qué el modelo del Big Bang es aceptado más allá de toda duda razonable, como una descripción de lo que en realidad ocurrió en nuestro universo?
El Big Bang es el marco general con el cual se interpretan las observaciones del universo. Se ha ido cuadrando, complementando en un delicado vaivén entre observaciones cada vez más precisas y leyes de la física bien establecidas. Como un gigantesco y complejo sudoku, todo debe coincidir.
Sabemos que hubo un Big Bang por diversas razones. Entre ellas, la expansión del universo. En los primeros años del siglo pasado Edwin Hubble y otros astrónomos observaron que las galaxias se están alejando de la galaxia nuestra. La velocidad de alejamiento es proporcional a la distancia: las galaxias más lejanas retroceden a mayores velocidades que las más cercanas. Hubble hizo sus observaciones con apenas 46 galaxias. La tecnología actual ha permitido constatar la recesión de millones de galaxias. La expansión del universo es un fenómeno muy firmemente establecido. Punto a favor del Big Bang.
La segunda evidencia es la proporción de elementos ligeros. En el pasado las galaxias estaban muy juntas y extrapolando, es natural concebir una época en la que no habían galaxias ni estrellas ni siquiera átomos ni núcleos atómicos El universo era muy denso y muy caliente. La física nuclear permite calcular qué proporción de los núcleos de hidrógeno se fundieron en otros elementos como helio, deuterio, litio y berilio en un proceso denominado nucleosíntesis. A los pocos minutos el universo ya no tuvo las altas temperaturas porque se enfriaba a medida que se expandía y la síntesis de núcleos se detuvo. Las observaciones de estrellas muy viejas permiten determinar que los cálculos teóricos coinciden con las observaciones: el universo tiene precisamente las proporciones relativas de elementos livianos que establece el modelo. Este acuerdo entre la teoría y las observaciones es punto a favor del Big Bang.
Una tercera evidencia es la existencia de una radiación de microondas muy uniforme y que se interpreta como el vestigio de la fase caliente del universo. Esta radiación cósmica fue predicha teóricamente en los años 40´s por George Gamow y su grupo y luego por Robert Dicke en los 60´s y fue detectada en 1964 por Penzias y Wilson quienes obtuvieron el premio Nobel por su descubrimiento. No es posible explicar esta radiación y sus propiedades si no es invocando una fase tremendamente caliente al inicio del universo. A su vez, el estudio detallado de la radiación de microondas nos permite conocer características del universo temprano, cuando su temperatura era de unos 3000ºK y tenía apenas 380.000 años de edad.
La existencia de la radiación cósmica en un punto a favor del Big Bang.
Es cierto que no conocemos todos los detalles, ni sabemos responder preguntas como qué había antes del Big Bang, ni qué disparó la expansión. Los científicos trabajan en eso: acontecimientos en pleno desarrollo.
La corrección de las ideas en ciencia es que no resulten invalidadas al contrastarlas con la realidad. El modelo del Big Bang es la mejor explicación de la evolución del universo y su estructura actual y se ha impuesto abrumadoramente por la contundente razón de que sus predicciones coinciden con las observaciones y con los experimentos. Igualmente importante, no hay ninguna predicción invalidada.
Punto definitivo a favor del Big Bang.
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En la musicalización del audio de este post se usó:
1.- “Danza Macabra” opus 40 de Camille Saint-Saëns.
2.- “Romance” en sol, de Sergei Rachmaninoff –
Orquesta de cámara de Stuttgart – (1894).
3.- “Sinfonía Fantástica” Marcha y Suplicio, de Hector Berlioz -(1830).
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Estas explicaciones son excelentes no solo por la sencillez y la precisión con las que ponen al alcance de los no conocedores (es mi caso) temas difíciles de explicar, sino porque muestran a la vez que las ciencias no son un conjunto estático e inmóvil de conocimientos (que los acontecimientos está siempre en pleno desarrollo, para citar esta entrega). Gracias por tanto, Héctor Rago, y felicitaciones.
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