“Todo es según el color del cristal con que se mire“
Rubén Blades
Héctor Rago
El universo supone, contempla, encierra lo diverso. Parece un juego del lenguaje, pero es la frase adecuada para comprender que nuestro universo exhibe estructuras en un rango asombrosamente grande de distancias. Desde las mínimas longitudes del mundo subatómico donde reina la física cuántica hasta las formidables distancias de la astrofísica, donde la gravitación es la que manda, conseguimos objetos y configuraciones relativamente estables.
Entonces la pregunta se impone rotunda: ¿encontramos estructuras en todas las escalas? ¿A medida que abrimos la lupa e indagamos dimensiones cada vez más mayores, como un gigantesco brócoli que se va ramificando, el universo evidencia objetos cada vez grandes?
Al físico inglés Paul Dirac le corre la fama de haber dicho la obviedad de que hay una distancia óptima para apreciar la belleza de una mujer. Observemos un milímetro cuadrado de ella y sólo veremos minúsculos detalles de un minúsculo fragmento de su piel. Una sola palabra no nos muestra la belleza de un poema. La percepción de la realidad depende de la escala en que nos enfoquemos.
Los grandes aceleradores de partículas como el LHC son poderosos instrumentos para indagar adentro de los átomos, en el reino de lo inimaginablemente pequeño. La distancia más pequeña observada hasta ahora es alrededor de la millonésima parte de la millonésima parte de la millonésima parte de un metro. Ese es el tamaño experimental del electrón.
A una escala mil veces mayor nos topamos con los núcleos atómicos, esos agregados de protones y neutrones que definen los elementos químicos. Los núcleos y los electrones forman entidades que llamamos átomos, que son unas diez mil veces más grande que el núcleo, y los agregados de átomos forman las moléculas.
En la escala de la milésima parte de un milímetro ocurre un fenómeno inusitado. Aparecen agrupaciones de moléculas con capacidad de duplicarse: es la escala de la complejidad que llamamos bioquímica, es la escala de la vida, desde los organismos unicelulares como las amibas, hasta los grandes mamíferos.
Los planetas tienen tamaños típicos de algunos miles de kilómetros, por ejemplo, el diámetro de nuestro planeta es de unos 13.000Km. Las estrellas convencionales tienen un tamaño unas cien veces mayor, nuestro sol, que es una estrella mediana, tiene un diámetro de cerca de millón y medio de kilómetros.
Las estrellas se unen entre sí por atracción gravitacional y forman sistemas que llamamos galaxias. Nuestra galaxia privada es la Vía Láctea, un disco formado por unos 400.000 millones de estrellas, una de ellas es nuestro sol. Podemos hacernos una idea del tamaño de la galaxia observando que la luz tarda en llegar del sol a la Tierra unos 8 minutos, mientras que para atravesar la galaxia tarda alrededor de100.000 años.
A su vez las galaxias forman asociaciones llamados cúmulos galácticos; y los cúmulos se agrupan en supercúmulos…¿y sigue esta secuencia ad infinitum y encontramos estructuras cada vez más grandes? La respuesta de todas las observaciones y de las simulaciones basadas en los modelos teóricos es un contundente NO. Definitivamente nuestro universo no tiene una estructura fractal.
Los supercúmulos son las mayores estructuras del universo. No hay evidencias de que existan entidades más grandes que ellos.
A partir de esa escala, nuestro universo es esencialmente uniforme, homogéneo. Un cubo imaginario de unos 600Millones de años luz de lado, contendría estadísticamente los mismo, independientemente de dónde lo situemos. Esa es la escala de la homogeneidad del universo actual.
El universo temprano, era mucho más homogéneo porque era muy caliente y las altas temperaturas evitan la formación de estructuras. Sólo había una sopa de brócoli. A medida que el universo se expandía, se enfriaba y por atracción gravitacional se crearon estrellas, planetas, galaxias y el universo comenzó a hacerse heterogéneo.
Pero gracias a su homogeneidad a gran escala, el universo es simple y podemos reconstruir su historia, saber cómo es y qué hará en el futuro.
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En la músicalización de este podcast se usó:
1.- Suite para piano, Allegretto, (1916), autor: Béla Bartóck, ejecutante Claude Helffer.
2.- Contraste, (1938), 3er movimiento, para piano, violín y clarinete. Autor Béla Bartóck.
Excelente descripción! Aplausos!
Gracias, amigo…qué elogio. Abrazos!
FELICITACIONES POR ÉSTE IMPORTANTE APORTE PARA EL CRECIMIENTO INTELECTUAL….
Muchas gracias, Juan David…para eso estamos, para tratar de hacer las cosas bien.
Gracias por leernos.
H
No se oye continuidad en el sonido