Alexandra De Castro
La armonía del cielo nos cautiva. Curiosos la registramos, cuando de repente: un intruso, elegantemente vestido con una cola de color armiño, cruza el firmamento. ¿Qué es? ¿cómo osa irrumpir en la cadencia del mundo? Es un cometa. Estos forasteros, otrora inalcanzables y misteriosos, ya no lo son tanto, pues hemos llegado a conocerlos a través de la astronomía y de misiones espaciales. Más aun, en una maniobra sin precedentes en la era espacial, hemos logrado, literalmente, posarnos sobre uno de ellos.
El 6 de Agosto de 2014, Rosetta, la sonda de la Agencia Espacial Europea (ESA), despertó de su siesta de 10 años para encontrarse con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko (en corto 67P), a 420 millones de kilómetros de distancia de la Tierra. Desde entonces, lo sigue de cerca en su órbita, enviando datos que ayudan a los científicos a entender su geología, movimientos y composición de la cola.
El 12 de Noviembre de 2014, en momento cumbre para la misión, Rosetta desplegó al robot Philae sobre la superficie del cometa, quien haría análisis in situ de su composición química y propiedades estructurales de su superficie y núcleo.
El acometizaje de Philae fue una maniobra necesitada de una precisión exquisita. Después de un descenso de 7 horas que mantuvo en vilo al mundo entero, el robot hizo diana en el cometa, pero rebotó del lugar planificado para su anclaje. Lamentablemente, la zona desde donde finalmente enviaría señales de estabilidad le proporciona mucha sombra, de modo que las baterías de energía solar no pudieron ser recargadas eficientemente. Tres días más tarde, Philae entraría en modo de hibernación, no sin antes enviar una buena cantidad datos.
El cometa 67P es de tamaño comparable a una montaña promedio de los Andes, esto es, aproximadamente 4km de largo, y ejerce una fuerza de gravedad que es cientos de miles de veces más pequeña que la de la Tierra. Los cometas son reliquias de la formación del sistema solar, y su estudio contribuye a la comprensión del origen del planeta y de la vida, por la cantidad de material prístino que contienen.
Los modelos de la formación de la Tierra sugieren que es poco probable que hubiesen grandes cantidades de agua desde el principio, como las que posee actualmente. Una teoría sostiene que cometas y asteroides vertieron su agua en Tierra a través de sus impactos. ¿Qué dice la misión Rosetta al respecto? Además de haberse encontrado menos cantidad de agua que la esperada, la proporción de agua-pesada (o agua con un átomo de deuterio en vez de hidrógeno)/agua normal es 3 veces mayor que la presente en la Tierra. Hallazgo que desvanece la posibilidad de que los objetos del cinturón de Kuiper, la región de donde proviene este cometa, hayan contribuido con las grandes masas de agua en la Tierra.
No menos interesante fue la detección de oxígeno molecular. El oxígeno es uno de los elementos más abundantes en el universo, sin embargo, ha sido difícil de encontrar en otros planetas en su forma molecular.
Por su parte, Philae logró reconocer la presencia de 16 compuestos orgánicos de los cuales 4 no se sabía que existían en los cometas.
Recientemente, un grupo de científicos, que trabajan con uno de los detectores de la sonda, identificó la presencia del aminoácido Glicina y otros compuestos orgánicos, acompañados de fósforo, elemento esencial para la vida, presente en el ADN y las paredes celulares, en la coma del cometa. Hallazgos que revelan que los cometas pueden haber jugado un papel crucial en el surgimiento de la vida en la tierra.
El 9 de julio de 2015 fue la última vez que el principito Philae, consiguió comunicarse. Rosetta continua alerta, acompañando al cometa y estudiándolo en su travesía por el sistema Solar.
En el audio de este programa se escucha
1.- Alone in Kyoto, Air (Dúo francés) (2004)
2.- Daydreaming (Soñar Despierto), grupo RadioHead, Cuerdas a cargo de la Orquesta Contemporánea de Londres, (2016)
3.- Renaissance (Renacimiento), Jean-Luc Ponty, Al Di Meola y Samuel Clark. Album The Rite of Strings, Autor Jean-Luc Ponty (1995)
El crédito las imágenes es de la Agencia Espacial Europea y son públicas.