Héctor Rago
“¿Qué están haciendo, examinando los costos del mes pasado con un microscopio
cuando deberían estar examinando el horizonte con un telescopio?“
Francis Arthur Freeth
Cuando Galileo Galilei levantó a los cielos el telescopio hace algo más de cuatrocientos años, nadie alcanzó e sospechar el impacto que habría de ocasionar en nuestra imagen del universo.
El mismo asombro y el mismo impacto habría de traer el telescopio espacial Hubble cuando en 1990 fue puesto en órbita alrededor de la Tierra.
Mirar más lejos, mirar mejor, contribuye a tener una mejor comprensión del universo en el que vivimos. ¿Cuál es el próximo reto de la humanidad para mirar más lejos y mejor?
Los científicos e ingenieros trabajan desde hace veinte años en la sofisticada tecnología que tendrá el más poderoso de los telescopios espaciales, el James Webb, el proyecto científico más ambicioso de la NASA.
¿Cuáles son las diferencias de este nuevo telescopio espacial con respecto al Hubble? ¿Qué misterios intentará responder el telescopio cuando esté en funcionamiento?
La primera diferencia es la altura de la órbita. El telescopio Hubble está a menos de seiscientos kilómetros de la superficie de la Tierra, mientras que el James Webb estará a 1,5 millones de Km. de la Tierra, unas cuatro veces más lejos que la luna.
Mientras que el Hubble detecta luz visible, como nuestros ojos, el James Webb está diseñado para mirar luz infrarroja, la luz que emiten los cuerpos moderadamente calientes. Por eso el telescopio debe estar a una temperatura muy baja. Para protegerlo de la luz del sol se ha diseñado un escudo aislante del tamaño aproximado de una cancha de tenis. Del lado exterior al escudo la temperatura es de 85 ºC. Del lado interno, donde está el telescopio es de -233 ºC.
El telescopio propiamente dicho tiene un área unas tres veces mayor que la del Hubble, y está hecho de 18 hexágonos de berilio recubiertos de una fina capa de oro. Eso lo convierte en el telescopio más poderoso puesto en órbita, y podrá coleccionar en un día la misma cantidad de luz que el Hubble en una semana. Su resolución es tan formidable que podría enfocar un balón de futbol a una distancia de 550Km.
Un telescopio grande es más eficiente que uno pequeño, pero es más difícil ponerlo en órbita. El James Webb despegará de la Tierra plegado y en el viaje de aproximadamente un mes a su destino se irá abriendo como un gigantesco origami.
El James Webb va a estudiar la formación de las primeras galaxias y estrellas que se formaron en el universo temprano, unos cien millones de años después del Big Bang. La luz de estas primeras galaxias ha estado viajando durante 13,5 mil millones de años y debido a la expansión del universo está hoy en la frecuencia de la luz infrarroja, y el telescopio podrá detectarla. El James Webb podrá detectar galaxias entre diez y cien veces más débiles que las que detecta el Hubble. Analizando estas primeras luces del universo los astrofísicos tratarán de afinar detalles acerca del origen de las estrellas y galaxias y de los procesos físicos que tienen lugar en su formación.
Por otra parte, el telescopio se enfocará en planetas que orbitan estrellas distintas al sol. Analizando la luz que ha atravesado la atmósfera de estos exoplanetas, los científicos pretenden determinar en cuáles de ellos hay agua líquida rozando el fascinante tema de la posibilidad de vida extra-terrestre.
Cuando el James Webb sea puesto en su órbita a finales del 2018 la humanidad habrá dado un paso más en la comprensión de cómo fue que un universo hostil e inhabitable comenzó a convertirse en el universo rico, diverso, intersante y complejo, con estrellas y galaxias que disfrutamos hoy.
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En la musicalización del audio de este post se usó:
1.-«”Sonata in D minor Op.1 No.12 RV63, La Follia» de Antonio Vivaldi.
2.- «Metamorphosis» (1988), Obra para piano del compositor Philip Glass.
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